La planificación financiera debe realizarse siempre, sin embargo, en época de crisis no es una opción, sino una obligación.

Las pequeñas y medianas empresas (pymes) representan el 90% del tejido productivo en el país. De las 1.350 firmas que forman parte solo de la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa de Pichincha (Capeipi), cerca del 80% está sin operar, debido a la crisis económica ocasionada por el COVID-19 o coronavirus (El Telégrafo).

Por este motivo, Karina Díaz, experta en Educación Financiera de Fundación CRISFE, proporciona consejos a las MIPYMES para afrontar la crisis económica, a través de una correcta planificación financiera. Así, es indispensable elaborar un diagnóstico detallado del negocio que debe comprender: liquidez del negocio, inventario de productos, activos no utilizados, cuentas por cobrar y obligaciones pendientes con proveedores, sistema financiero u otro.

La liquidez del negocio está orientada al reconocimiento de los costos fijos que deben ser cubiertos, aunque el negocio se encuentre temporalmente paralizado, por ejemplo, el arriendo del local. Es necesario buscar alternativas de negociación como: diferir los costos en las mismas condiciones pactadas, lograr una reducción de este o eliminarlo como es el caso de las suscripciones. Tomar en cuenta que la liquidez sirve para cumplir los compromisos con otros y consigo mismo.

Por otro lado, elaborar un inventario detallado de materia prima, productos en proceso y productos terminados en función de la línea de negocio. La prioridad en este momento debe ser la liquidez, si es posible realizar algunas ventas en efectivo es una oportunidad para aprovechar.

Asimismo, es tiempo de revisar los activos no utilizados y evaluar si todos son necesarios, tomar en cuenta si antes de la emergencia sanitaria eran aprovechados a su máxima capacidad o se encontraban subutilizados. Estos detalles serán claves para tomar decisiones de venta o reposición de algunos de ellos.
Las cuentas por cobrar son otro punto importante, si bien es cierto, el país está atravesando por una crisis, pero es necesario sensibilizar a los clientes para que cumplan con su compromiso, si es posible creando un incentivo para que se sientan motivados a cancelar en este momento.

Ahora que se conoce la liquidez con que cuenta el negocio y si tiene obligaciones financieras, es el momento de evaluar la necesidad de diferir o refinanciar las deudas, o quizá guarda un fondo de emergencia que haga posible cumplir con los compromisos.

Finalmente, en caso de tener dinero lo mejor es mantener las condiciones pactadas de los financiamientos, pues los proveedores y las instituciones financieras también están afectadas. De esta manera, la reactivación económica de todos los negocios será más llevadera.

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